«La enfermedad es en esencia el resultado de un conflicto entre el alma y la mente, y nunca podrá ser erradicado sin un esfuerzo espiritual y mental»
Dr. Edward Bach
La utilización de las flores con fines terapéuticos se remonta a tiempos muy remotos. Así es recogido por diferentes tradiciones con la Hindi, la Celta, la Taoista o la Inca, entre otras. Posteriormente Paracelso nos habla de las flores con fines curativos; Steiner padre de la medicina antroposófica, hace referencia a la energía sutil y terapéuticamente poderosa por descubrir en las flores. Es el Dr. Edward Bach, inmunólogo y terapeuta galés quien descubre y da la forma terapéutica moderna a las Esencias Florales.
Las esencias florales potencian las virtudes opuestas a los estados emocionales disarmónicos que causan sufrimiento (stress, miedo, incertidumbre) permitiendo equilibrar y mantener una apreciación más armónica en un medio de vida cambiante como el actual. Actúa en las causas profundas y sutiles de los conflictos humano.
Desde el punto de vista de la terapia floral lo importante a observar, en un proceso de enfermedad, no radica en los síntomas que la persona experimenta físicamente. La importancia está en la valoración de la globalidad de la persona y la relación que mantiene consigo misma y con su entorno; siendo prioritario considerar que no existen enfermedades sino enfermos. Para lo cual sera fundamental tener en cuenta la apreciación subjetiva del individuo respecto a su existencia y sentimientos, esto es , valorar lo más posible la vivencia interior del sujeto. Cuando la persona armoniza su mundo interno, en la mayoría de los casos, los síntomas concretos remiten o desaparecen.
Las Esencias Florales no tienen acción bioquímica o principio activo, sino que su actuación es de incidencia emocional, siendo de utilidad contrastada (como reconoce la O.M.S. desde 1976) en los procesos anímicos y emocionales asociados a todo tipo de desequilibrios de los seres vivos. Las esencias pueden usarse sin riesgo, ya que por su tipo de actuación, no hay posibilidad de sobredosis, efectos secundarios o dependencias, ni incompatibilidades con otros medicamentos. Pueden ser usadas en cualquier edad e igualmente se pueden aplicar a plantas y animales.
Independientemente del medicamento o la terapia que se esté siguiendo, las esencias potencian el proceso de curación, más en ningún caso pueden reemplazar un tratamiento o prescripción médica.
¿Cuál es el proceso de obtención del Remedio Floral?
En lo posible se trabaja por la mañana temprano, cuando las flores se encuentran cubiertas de rocío, ya sea en el campo, como en las zonas cultivadas.
Se recolectan flores completas, abiertas pero no pasadas, en algunos casos se recolectan los capullos. Las mismas se colocan en un recipiente de vidrio ó cristal liso, en algunos casos se pueden utilizar frascos de boca bien ancha y tapa rosca, a los que previamente se le ha agregado una cantidad de agua de manantial, y de no ser posible esto, de agua mineral sin gasificar. Las flores se depositan en el agua previamente colocada del recipiente o frasco, no se hunden especialmente, y el recipiente se coloca al sol cerca de la o las plantas de donde se han obtenido.
El tiempo de exposición al sol varía según el preparador y la intensidad solar, y va desde 66 minutos a varias horas. En ese tiempo, el Sol transferirá la energía, cualidades curativas y el mensaje individual de cada flor al agua, con la que se preparará la Tintura Madre. Terminado el tiempo deseado, se filtra el agua obtenida con algún elemento muy puro, y se coloca en un frasco de vidrio color caramelo, verde oscuro, ó azul intenso, al que previamente se le ha incorporado el 50% de coñac o brandy. Si somos muy puristas y lo podemos obtener, será orgánico, sino es suficiente que sea una calidad mediana de marca reconocida. Se completa el frasco con el agua que ha recibido la energía floral, y allí tenemos nuestra Tintura Madre.